miércoles, 27 de abril de 2011

TROYA LITERARIA (292): Nuncio Hernández Valle contra "Lobas de mar", de Zoé Valdés

Ya se sabe que la mayoría de los concursos literarios en España no se realizan para premiar al mejor libro, sino para promover a un autor que ya pertenece a la nómina de dicha editorial. No estoy en contra de esta costumbre. Me parece bien que un autor pueda recibir de antemano una jugosa cantidad de dinero a cambio de un buen libro.
Pero como lector, me intriga —por no decir, me indigna— la razón por la cual una editorial insiste en promocionar a una escritora que no sólo escribe tramas ilógicas, sino que ni siquiera conoce las cuestiones más elementales de su idioma.
Después de leer la última novela de Zoé Valdés, Lobas de mar (Premio Fernando Lara, de la editorial Planeta), resulta imposible imaginar por qué esa editorial invierte —porque, sin duda, se trata de una inversión— miles de dólares en premiar otro libro más de una autora, cuyas novelas suelen estar llenas de errores históricos, geográficos, etnológicos, gramaticales y estructurales.
No voy a especular en las razones —económicas o personales— que conllevan a este hecho.
Tampoco me interesa insistir en la lastimosa incapacidad de Valdés para la narrativa porque ese aspecto de su escritura ya es de sobra conocido. Pero uno debe preguntarse qué clase de labor hace el departamento de redacción de Planeta, o incluso qué conocimientos o sentido editorial puede existir en una de las empresas literarias más grandes de España, que premia e imprime miles de ejemplares de un texto donde aparecen los errores más burdos. Tampoco puedo dejar de preguntarme cómo un jurado de mediano prestigio —formado por Antonio Prieto, Luis María Anson, Juan Eslava Galán, Carlos Pujol, Fernando Delgado y Manuel Lombardero— ha permitido que sus nombres aparezcan como responsables de haber premiado semejante esperpento.
Valdés ha dicho que, para escribir Lobas de mar, realizó una extensa investigación. De hecho afirmó: “Llevo muchos años con esta idea, una verdadera obsesión, es mi novela más estudiada, más investigada, y más viajada”. Nos parece que con esa frase sólo ha pretendido emular con otros autores que han trabajado a fondo sus novelas históricas y han comentado sobre sus investigaciones, si bien ninguno de ellos ha tenido el mal gusto de colocar al final de sus novelas, como hizo Valdés, un listado de títulos consultados, como si la obra fuera un libro de ensayos… sobre todo, teniendo en cuenta el catastrófico resultado final.
Si la autora no cuenta con los conocimientos apropiados para alguien de su oficio, sería de esperar que la editorial hubiera corregido esos errores. Pero éstos son omnipresentes a lo largo del libro.
[...] Me apena pensar en los cientos de escritores (o aspirantes a escritor) que ingenuamente preparan y revisan sus manuscritos antes de enviarlos a premios como el Fernando Lara. Ya había aclarado que no estoy en contra de esos premios acordados de antemano para promover a un autor que pertenece a la editorial que los convoca, pero uno esperaría que, al menos, la obra premiada valiera la pena. Sin embargo, cuando el resultado es un producto como Lobas de mar no puedo menos que indignarme ante esa tomadura de pelo hacia los escritores, que presentaron sus obras, y hacia los lectores, que van a comprar un libro creyendo que se trata de una obra merecedora de un galardón.
No en balde tantas personas se quejan de la creciente pobreza de nuestras letras. Y aunque no me gusta pensar que la gran literatura se halla en vías de extinción, cada vez que una editorial tolera y promociona desastres literarios como éste, me siento tentado a creer que las letras hispanoamericanas están condenadas a un naufragio sin remedio.
NUNCIO HERNÁNDEZ VALLE, Lobas de mar, o sea, hablando boberías, Rebelión, 18 de marzo de 2004. Escrito originalmente para Red Literaria. Toda la crítica AQUÍ

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