A mitad de la novela, cuando se cansa de hacer novela, se limita a poner el nombre del personaje en versales, y la frase que dice, como en las obras de teatro. O sea que a Baroja todo le daba igual, y, en algunas novelas, una novela comienza con la descripción de un personaje, y a media página volvemos a encontrarnos la misma descripción, porque el autor no relee y ya se le ha olvidado lo que lleva escrito, lo que acaba de escribir. No entro en la escombrera literaria que es el estilo de Baroja. Basta con señalar estos descuidos laborales (los hay a cientos en su obra) para comprender que no sentía ningún entusiasmo por lo que estaba haciendo, o en todo caso, sentía el entusiasmo de la acción, que le arrastraba hacia un imposible clímax, como arrastra siempre, en la literatura y la vida, llevándoselo todo por delante.
Ilegible.
FRANCISCO UMBRAL, Trilogía de Madrid, Seix Barral, Barcelona, 1985, pág.111
. miércoles, 13 de abril de 2011
TROYA LITERARIA (288): Umbral contra Baroja (II)
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