martes, 26 de abril de 2011

ANECDOTARIO DE POETAS (318): Condenan a Mandelstam a tres años de exilio por escribir "El lobo", poema sobre Stalin que sólo se conocía de oídas

En el expediente de su interrogatorio se dice que Mandelstam recitó todo el poema sobre Stalin a sus inquisidores, y que afirmó que "sí, yo soy el autor de esos versos", añadiendo, con cierto pavor, que "no he dado ninguna copia a nadie, aunque se lo leí a mi mujer, a mi hermana, a la escritora Anna Ajmátova y a su hijo Lev Gumiliov". De esa manera, Pasternak, Ajmátova y Guerstein terminaron figurando en la lista que el NKVD le sonsacó a Mandelstam con los nombres de todos los sospechosos que habían escuchado "El lobo". Guerstein conocía a otras catorce personas que habían oído el poema, una de las cuales debió de soplárselo a la secreta. Según Nadiezhda Mandelstam, el policía que interrogó a Ósip ya tenía una versión del poema escrita a mano por Maria Petróvij, lo cual sugiere que ésta debía de estar vinculada con el NKVD de alguna forma. Pero Ajmátova afirmó haberle oído contar a Mandelstam todo lo ocurrido, y, de hecho, la amistad de Anna con María se mantuvo intacta durante los siguientes treinta años.
Al final, la sentencia a Mandelstam fue menos severa de lo que cabía temer. Le exiliaron tres años a Cherdin, un pueblo a orillas del río Kama, en los Urales, y permitieron que Nadiehzda se marchara con él. Ajmátova, en cambio, volvió a Leningrado sin poder ver de nuevo a su amigo, así que éste no pudo desembarazarse de su obsesión de que Anna pudiera yacer muerta en los barrancos de Cherdin. Mandelstam aún estaba psicológicamente enfermo y convencido de que, a pesar de haberle liberado, iban a fusilarlo. Soñó que la secreta arrestaba a Anna, y creía que aún la estaban interrogando. Estando en el hospital de Cherdin, se rompió un brazo al saltar por una ventana. Gracias a Bujarin, le atenuaron la pena de exilio, dándole a elegir otro lugar donde cumplirla que no fuera ninguna de las doce ciudades principales. Los Mandelstam se instalaron en Voronezh.
ELAINE FEINSTEIN, Anna Ajmátova, Circe, Barcelona, 2007, págs. 197 y 198. Traducción de Xoán Abeleira

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