sábado, 27 de noviembre de 2010

ANECDOTARIO DE ESCRITORES (161): Delibes consideraba a Sánchez Ferlosio el mejor novelista de su generación

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PREGUNTA: Cuando Cela afirmaba "soy el mejor, pido perdón por lo fácil que me ha sido", ¿qué cara se les quedaba a los demás novelistas? MIGUEL DELIBES. A Cela le admitimos siempre su histrionismo defensivo. Sabíamos que era parte del personaje. No sé si fue [Eugenio de] Nora, Torrente Ballester o [Juan Luis] Alborg quien dijo en una ocasión que Cela era un buen creador de personajes, pero que el más perfecto y divertido había sido él mismo. Creo que no le faltaba razón. Lo que nunca dijo nadie es que Cela se recreaba, volvía a crearse, cuando le convenía, para desviarnos de lo que verdaderamente quería ocultar: que era un tímido vergonzante. P.: En el caso de personajes como Cela o Dalí, considera que no se puede separar la persona de la obra. ¿Su carácter reservado le ha favorecido o perjudicado ante la crítica y el público? MD.: Yo he sido un tipo más bien aburrido con el personal, aunque luego, en la intimidad, resultaba divertido. Pero este último rasgo lo atenuaba en mi obra. En mis libros nunca falta la ironía, pero la utilizo para un fin muy claro: aligerar situaciones y escenas demasiado tensas. Nunca me agradó llegar al tremendismo. Si esto me favoreció o me perjudicó, es una decisión que delego en los otros. P.: Afirma que el mejor escritor de su generación es Rafael Sánchez Ferlosio, con el que mantuvo alguna relación aquellos años. ¿Es cierto que ambos proyectaban escribir sendos libros con un cazador como protagonista? MD.: Ésta es una cuestión risible que alguna vez he contado. Ocurrió en Ruidera, en las lagunas, en un encinar donde hacía un calor insoportable. Habíamos comido y andábamos por ahí soñolientos y medio desnudos. Estábamos en los comienzos de nuestra carrera y entonces nos interesábamos unos por los proyectos de los otros. Alguien me preguntó entonces qué preparaba y le dije muy ufano que la historia de un cazador de pueblo, mal hablado y buen tirador, que salía en bicicleta por los alrededores de la ciudad y se enamoraba de la hija de un churrero. Ferlosio, que estaba allí, habló entonces de la casualidad, pues él tenía en la cabeza la historia de un cazador furtivo todavía más disipado. Al oír a Ferlosio, se me cayó el alma a los pies. No me hacía gracia tenerle como competidor porque era el novelista español que más admiraba. Pero, curiosamente, la cosa no fue más allá. ELISA SILIÓ, Entrevista a Miguel Delibes: "Vivo en un posoperatorio interminable", El País, 6 de mayo de 2004. Toda la entrevista AQUÍ .

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