viernes, 26 de noviembre de 2010

ANECDOTARIO DE ESCRITORES (160): Hacen a Borges "Inspector de Ferias de Pollos, Gallinas y Conejos" para vengarse de sus críticas a Perón

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En 1946 de paso por Uruguay atacó públicamente a Perón, que el 24 de febrero de ese año había sido elegido Presidente de Argentina. Borges no se midió en sus declaraciones a un diario montevideano. El ataque retumbó al otro lado del río. Sobrevino en respuesta una decisión muy "municipal y espesa". Al modesto funcionario de la Biblioteca Miguel Cané se le promovió a un cargo dudosamente honorífico, el de Inspector de Ferias de Pollos, Gallinas y Conejos. Él mismo en su Autobiografía alude a esa extraña vicisitud, obra maestra de la "cachada" criolla. Fue al Municipio para saber de qué se trataba. "Miren -les dije- parece bastante raro que entre tantos otros en la Biblioteca, yo haya sido seleccionado como merecedor de este nuevo puesto". El empleado me contestó: -Y bien, usted estaba al lado de los Aliados, ¿qué esperaba?- Sus palabras eran incontestables; al día siguiente envié mi renuncia.
Había perdido el empleo. Sin quererlo le hicieron un favor. Él mismo lo explica citando adivinas. Una vieja señora británica le vio la suerte en unas hojas de té. Le vaticinó una vida nueva: se convertiría en un viajero y sería rico. Al menos en parte, dicho y hecho. El destino le cambió de un día para otro. Fue nombrado profesor en la Asociación Argentina de Cultura Inglesa. Como si fuera poco, lo contrataron en calidad de conferencista sobre literatura clásica norteamericana en el Colegio Libre de Estudios Superiores. Las hojas de té eran sus amigas. Algo más. Le encargaron la dirección de la revista Anales. Allí Borges publicó el primer cuento de "un muchacho muy alto, cuyos rasgos no puedo recobrar... le dije que volviera a los diez días y le daría mi parecer. Volvió a la semana. Le dije que su cuento me gustaba y que había sido entregado a la imprenta". El muchacho muy alto era Julio Cortázar. Su cuento, Casa tomada, fue ilustrado por Norah, la hermana del director. "Pasaron los años -evoca Borges- y me confió una noche, en París, que ésta había sido su primera publicación. Me honra haber sido su instrumento".
VOLODIA TEITELBOIM, Los dos Borges, Ediciones Merán, Albacete, 2003, pág. 164 .

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