Soñando con Iratxe. Esta noche. Hacía seis meses que no soñaba con ella. Aparecía de pronto con malas pulgas y comenzaba a gritarme, déjame en paz, no escribas más sobre mí, vete a la mierda, desgraciado, tú sabes que te tenía que haber dejado mucho antes, no quiero que vuelvas a poner mi nombre en tu mierda de blog. Y a todo esto la vena atravesándole la cara, las mejillas entre rojas y azules, toda ella galerna pura, como una Medea cruzada con Lady Macbeth. De pronto se marchaba, o eso parecía, porque al instante volvía y me recalcaba despacio, muy despacio:
–Y que sea la última vez que publicas o recitas Se tarda tanto en caer de un andamio, ¿eh? Si quieres hablar sobre alguien, hablas de tu puta madre.
El sueño continuaba. Yo tenía coche. Me dirigía a una gasolinera. Allí me esperaba un empleado sonriente. Al parecer me conocía:
–Tienes mala cara.
–Es que Iratxe ya no me deja recitar Se tarda tanto en caer de un andamio.
–¿Cómo? ¡Pero si es tu mejor poema!
–Ya.
Ahí terminaba el sueño. Con qué mala leche me he levantado. Vamos a ver: ¡Se tarda tanto en caer de un andamio no habla de Iratxe!!! No tiene nada que ver con Iratxe. Pero y qué. Si soy una calamidad. Ni siquiera soy capaz de defenderme en un sueño. Puagg.
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