• • • Su necesidad era el poder; con Pablo, una vez más quiso el sacerdote alcanzar el poder, –él sólo podía usar conceptos, doctrinas, símbolos con los que se tiraniza a las masas, con los que se forman rebaños. – ¿Qué es lo único que Mahoma tomó en préstamo más tarde al cristianismo? El invento de Pablo, su medio de lograr la tiranía sacerdotal, de formar rebaños: la creencia en la inmortalidad –es decir, la doctrina del “juicio”.
• • • Cuando se coloca el centro de gravedad de la vida no en la vida, sino en el “más allá” –en la nada,– se le ha quitado a la vida como tal el centro de gravedad. La gran mentira de la inmortalidad personal destruye toda razón, toda naturaleza existente en el instinto, –a partir de ahora todo lo que en los instintos es beneficioso, favorecedor a la vida, garantizador del futuro, suscita desconfianza.
• • • Dicho en una fórmula: deus, qualem Paulus creavit, dei negatio (Dios, tal como Pablo lo creó, es la negación de Dios). –Una religión como el cristianismo, que en ningún punto tiene contacto con la realidad, que se derrumba tan pronto como la realidad obtiene su derecho, aunque sólo sea en un punto, tiene que ser, como es obvio, enemiga mortal de la “sabiduría del mundo”, quiero decir, de la ciencia, –esa religión dará por buenos todos los medios con que puedan quedar envenenadas, calumniadas, desacreditadas la disciplina de espíritu, la pureza y la severidad en las cuestiones de conciencia del espíritu, la aristocrática frialdad y libertad de espíritu. La “fe” como imperativo es el veto a la ciencia, –in praxi (en la práctica), la mentira a cualquier precio… Pablo comprendió que la mentira –que la “fe” era necesaria; más tarde la Iglesia comprendió a su vez a Pablo. –El “Dios” que Pablo se inventó, un Dios que “deshonra la sabiduría del mundo” (en un sentido más estricto, las dos grandes adversarias de toda superstición, la filología y la medicina), es en verdad únicamente la resuelta decisión de Pablo mismo de hacer eso: llamar “Dios” a su propia voluntad, thora (doctrina), eso es algo primordialmente judío. Es Pablo el que quiere deshonrar “la sabiduría del mundo”: los enemigos de Pablo son los buenos filólogos y médicos de formación alejandrina–, es a ellos a quienes él hace la guerra. De hecho, no se es filólogo y médico sin ser también, al mismo tiempo, anticristiano. En efecto, como filólogo uno mira por detrás de los “libros santos”, como médico, por detrás de la degeneración fisiológica del cristiano típico. El médico dice “incurable”, el filólogo, “superchería”…
• • • Se me ha entendido. El comienzo de la Biblia contiene la psicología entera del sacerdote. –El sacerdote conoce únicamente un peligro grande: ese peligro es la ciencia –el concepto sano de causa y efecto. Pero en su conjunto la ciencia prospera sólo en circunstancias propicias, –para “conocer” hay que tener tiempo, hay que tener espíritu de sobra… “Por consiguiente, hay que hacer desgraciado al hombre”, –ésa fue en todo tiempo la lógica del sacerdote. – Se adivina ya qué es lo primero que, de acuerdo con esa lógica, vino al mundo: –el “pecado”… El concepto de culpa y de castigo, el entero “orden moral del mundo” han sido inventados contra la ciencia, –contra la liberación del hombre respecto al sacerdote… El hombre no debe mirar hacia fuera, debe mirar dentro de sí: no debe mirar dentro de las cosas con listeza y cautela, como alguien que aprende, no debe mirar en absoluto: debe sufrir… Y debe sufrir de tal modo que en todo tiempo tenga necesidad del sacerdote. – ¡Fuera los médicos! Lo que se necesita es un salvador. –El concepto de culpa y de castigo, incluida la doctrina de la “gracia”, de la “redención”, del “perdón” –mentiras completas, carentes de toda realidad psicológica –todo eso ha sido inventado para destruir el sentido de las causas en el hombre: ¡son el atentado contra el concepto causa y efecto!– ¡Y no un atentado con el puño, con el cuchillo, con honestidad en el odio y en el amor! ¡Sino un atentado salido de los instintos más cobardes, más astutos, más viles! ¡Un atentado de sacerdotes! ¡Un atentado de parásitos! ¡Un vampirismo propio de pálidas y subterráneas sanguijuelas!...
• • • El pecado, digámoslo otra vez, esa forma par excellence de autodeshonra del hombre, ha sido inventado para hacer imposible la ciencia, la cultura, toda elevación y aristocracia del hombre; el sacerdote domina merced al invento del pecado.–
• • • El cristiano tiene necesidad de la enfermedad, más o menos como los griegos tienen necesidad de un exceso de salud.
• • • Que los mártires prueban algo a favor de una causa es algo tan poco verdadero, que yo negaría que mártir alguno haya tenido nunca algo que ver con la verdad. En el tono con que un mártir le echa en cara al mundo su propio tener-por-verdadero algo exprésase ya un grado tan bajo de honestidad intelectual, un embotamiento tal para el problema de la verdad, que a un mártir no se necesita jamás refutarlo.
• • • La conclusión sacada por todos los idiotas, incluidos las mujeres y el pueblo, de que una causa por la cual alguien se entrega a la muerte (o que incluso produce, como el cristianismo primitivo, epidemias de ansia de morir) es algo sin duda importante, –esa conclusión se ha convertido en una rémora indecible para la investigación, para el espíritu de investigación y de cautela. Los mártires han sido dañosos para la verdad…
FRIEDRICH NIETZSCHE, El Anticristo, Alianza Editorial, Madrid, 2007, 176 págs., traducción de Andrés Sánchez Pascual
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