El 12 de febrero de 1976 se iba a proyectar, en pase privado, la película de René Cardona La Odisea de los Andes, que recordaba el suceso que tuvo lugar cuatro años antes, cuando un avión lleno de jugadores de rugby uruguayos que cruzaba la cordillera se estrelló. Doce de los pasajeros murieron, y los restantes, solos en medio de un lugar inhóspito, lleno de nieve, y con temperaturas bajo cero, sobrevivieron tras una larga travesía de setenta y dos días, habiéndose comido los cadáveres de sus compañeros.
Un momento antes del comienzo de la proyección, en la zona de asientos del Palacio de Bellas Artes de la ciudad de México, Gabo se levantó para ir a dar un abrazo a su amigo Mario. Lógico y natural, ya que hacía algún tiempo que no eran vecinos. En 1974, Mario volvió a Lima con su familia, y García Márquez hizo lo mismo poco después, para instalarse en México D. F. Desde entonces, su trato fue menos visible y constante, separados ya no por una esquina de la calle, sino por medio continente.
En el momento en que Gabo llegaba al lugar donde estaba Mario, este le propinó un gancho certero que noqueó al colombiano. No hubo más rounds ni comparecencias posteriores. Ni presentaciones previas, ni anuncios en megafonía. Todo en un segundo y sin avisar. Meteórico y fulminante. Gabo quedó en el suelo, medio inconsciente, sangrando visiblemente por la cara, entre el mentón y el ojo izquierdos, ante el asombro de los asistentes, que eran muchos, y todos relacionados con el mundo de la cultura, el arte y la literatura. Juancho Armas cuenta que Mario giró en redondo y dijo a su mujer, que lo acompañaba: "Vámonos, Patricia". Algunos medios han acuñado la siguiente frase como complemento del puñetazo: "Esto es por lo que le hiciste a Patricia en Barcelona", otros cambian la palabra "hiciste" por "dijiste", y la edición del diario argentino Clarín del 9 de marzo de 2007 sostenía: "¡Cómo te atreves a venir a saludarme después de lo que le hiciste a Patricia en Barcelona!". Una versión más cercana, la de Juancho Armas, contradice en algún punto la de ciertos periódicos, porque él cuenta que Patricia le confesó que no estaba presente en el momento de la pelea. Elena Poniatowska, la escritora mexicana, ha relatado que ella -la narradora- sí estaba presente en el lugar donde ocurrieron los hechos: "El golpe fue sin más, llegó García Márquez y Vargas Llosa lo recibió con un puñetazo, yo no me quedé ni siquiera a ver la película. No me acuerdo ni quién más estaba, yo no escribí nada de eso porque no es mi estilo, pero sí le fui a traer un filete de carne a García Márquez (para ponérselo en el ojo y aliviar la hinchazón), porque al lado estaba una tienda que se llamaba Cielo de Hamburguesas. Ahí quedó todo, ya después no volvimos a hablar de eso, era muy desagradable".
En el Palacio de Bellas Artes nadie estaba preparado para una situación así, y no reaccionaron. El incidente quedó ahí. Ya no se sabe, ni importa, si al final se estrenó la película o no.
ÁNGEL ESTEBAN y ANA GALLEGO, De Gabo a Mario, Espasa-Calpe, Madrid, 2009, págs. 292 y 293
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario