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domingo, 28 de noviembre de 2010

164. Cinco fragmentos de "El libro del barro", de BLANCA VARELA

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HUNDO la mano en la arena y encuentro la vértebra perdida. La extravío al instante. Sombra de marfil, desangrada. Mi padre sonríe. De este lado del mar la espuma es oscura. Huele a fiera me dice la pequeña amiga. El mar huele a vida y a muerte le respondo. Supongamos que es así. La salud aferrada a la roca. Piedra sensible a la luz. El cazador carece de manos y pies. Es ciego y desea. Y su deseo es el bosque bajo el agua, poblado de sexos en flor o de flores maestras que horadan el silencio con sus grandes picos rojos y lentos. • • • PARADO, hablando como un dios, no siéndolo. Ni esta forma ni esa luz le pertenecen. Hablando. Soy el dios de un cielo vacío como un huevo vacío. Mi piel el revés del cascarón donde la vida ardía. Anótalo en tu libro. Yeso, oro, viejos ocres, luz vertical. Absurdo fuera no festejar este tesoro. • • • LLEVAR la decrepitud como una flor. O como una corona. Es envidiable el otoño, la segura y hermosa dignidad con que se acuestan las hojas de los árboles sobre la tierra. Es envidiable el invierno de esas latitudes donde la nieve y el silencio se parecen a la sabiduría que nos seduce por su ausencia de sombra. • • • POEMAS. Objetos de la muerte. Eterna inmortalidad de la muerte. Algo así como un goteo nocturno y afiebrado. Poesía. Orina. Sangre. Muerte fluyente y olorosa. Gran oído de Dios. Poesía. Silenciosa algarabía del corazón. • • • BASTA de anécdotas, viandante. El mar se ha detenido. Hasta aquí tu vida, ha dicho. Y el cielo demasiado maduro ha inundado paredes y ventanas. A grandes pasos se ha detenido llegando a todas partes y ha repetido lo mismo. Hasta aquí –seda oscura y ripiosa su voz- tu vida, ha dicho. Ésas fueron sus letras. BLANCA VARELA (Lima, 1926-2009), El libro del barro, de Donde todo termina abre las alas (Poesía reunida), Círculo de Lectores, Barcelona, 2001, págs. 163-191 ..

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