jueves, 30 de septiembre de 2010

ANECDOTARIO DE POETAS (266): Alberti y Neruda componen una copla contra Huidobro

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En aquellos días, Carpentier era secretario de una rica escritora argentina, Elvira de Alvear, que dirigía una revista titulada Imán y quiso ser editora de Residencia en la tierra, que yo había intentado publicar en España, pero sin ningún éxito. Le hablé de la pésima situación económica de Pablo Neruda, cónsul de Chile en Indonesia. Pablo necesitaba urgentemente algún adelanto por su libro. Yo mismo fui con Alejo Carpentier a poner al poeta el cable anunciador: 5000 francos. Cuando años más tarde me encontré a Neruda, ya cónsul en España, me dijo que el cable sí lo había recibido, pero el dinero jamás. Elvira de Alvear era una simpática algo perturbada. Cuando no quería atender a una persona, delante de ella se taponaba los oídos con algodón y fingía escucharla atentamente. Durante una fiesta en su casa, todos los invitados vimos luchar, en medio de un salón, una mangosta contra una serpiente, saliendo vencedora la mangosta. Elvira fue quien me presentó a Vicente Huidobro, gran poeta, sí, pero de una inmensa vanidad, rayana casi en lo grotesco. Cuando en el año 1937 vino a España para el Congreso de Escritores por la Paz, quiso en Madrid visitar algún frente, Pablo Neruda y yo inventamos esta copla, que se le hizo llegar, diciéndole que los soldados la cantaban con alborozo en las trincheras: Ya llegó nuestro Vicente, ganaremos la batalla, que es el hombre más valiente por donde quiera que vaya. ..
. RAFAEL ALBERTI, La arboleda perdida (Segunda parte), Seix Barral, 1987, págs. 15 y 16 .

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