Intentará demostrar al mismo tiempo que cualquier escritor portugués o sudamericano es una gran cosa, y que en cambio Kant, Schopenhauer, Goethe o Nietzsche no son nada. Es el eterno aldeanismo, rebozado con una punta de envidia. [1918] (De Las horas solitarias)
Era el aldeano que sale del terruño y se hace rabiosamente ciudadano y adopta todos sus hábitos y sus procedimientos. Quiso primero ser un escritor español ilustre y despuĂ©s un escritor universal (...). Ya despuĂ©s de muerto, sin el brazo poderoso que sostenĂa el armazĂłn de su obra, Ă©sta se desmorona. Yo creo que el bagaje no era grande. AsĂ lo pienso sin entusiasmo y sin odio. Sus novelas me parecen medianas y su obra filosĂłfica no creo que tenga solidez ni importancia. [1944] (De Desde la Ăşltima vuelta del camino, IV)
Esto de hablar de lo que no entendĂa era muy privativo de Unamuno. [1944] (De Desde la Ăşltima vuelta del camino, I).
Se creĂa todo. Era, sin proponĂ©rselo, filĂłsofo, matemático, filĂłlogo, naturalista, además de vidente y profeta. [1947] (De Desde la Ăşltima vuelta del camino, IV).
Yo nunca me sentĂ contra Ă©l. Ăšnicamente no era partidario del sistema suyo de agarrar a cualquiera por su cuenta, de acogotarle, de atarle de pies y manos y de convertirle en un oyente mudo. [1947] (De Desde la Ăşltima vuelta del camino, IV).
En muchas ocasiones se asemejaba a Letamendi, porque creĂa que las ideas más sencillas no se le habĂan ocurrido a nadie y que eran patrimonio de su inteligencia. (...)
No le hubiera indicado a Mozart o a Beethoven lo que tenĂa que ser la mĂşsica, porque habĂa decidido que la mĂşsica no era nada; que no valĂa la pena de ocuparse de ella, porque a Ă©l no le gustaba y que sĂłlo algunos tontos caĂan en ese lazo burdo de las notas.
Unamuno era hombre clásico de tertulia de ateneo, como se dan muchos en España. TambiĂ©n lo era Valle-Inclán y otros de menos importancia. A estos hombres se les da un crĂ©dito ilimitado y se les autoriza todo. Esto en el Ateneo de Madrid debĂa de ser lo habitual. EjercĂan un cacicato despĂłtico. [1947] (De Desde la Ăşltima vuelta del camino, IV).
A mĂ no me entusiasma Unamuno, ni como novelista, ni como poeta, ni como filĂłsofo. No se lo hubiera dicho, en su cara, cuando vivĂa por no molestarle. Cuando le hablaba, le hablaba con amabilidad. Pero a mĂ no me gustaba ni me gusta lo que este paisano mĂo ha escrito. [1955] (De AquĂ ParĂs)
PÍO BAROJA, Opiniones y paradojas, Tusquets, Barcelona, 2000, selección de Miguel Sánchez-Ostiz, págs. 249 y 250
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario